COMPASIÓN

01
Jul

Dios nos invita como iglesia a que estemos unidos en perfecta unidad, con un solo corazón, una sola pasión y en un solo amor, actuando en todo momento con COMPASIÓN para así, liberarnos y liberar a los demás de opiniones llenas de orgullo. No podemos permitir que la autopromoción se esconda en nuestros corazones pues somos medios para cumplir los planes y la voluntad buena, agradable y perfecta, de Dios (Corintios 12: 2), no llevando merito alguno, haciéndonos invisibles ante los demás, pero haciendo visibles el mensaje y a su autor: nuestro Dios.

¿Cómo es la iglesia que Dios espera tener?

En la alabanza de Hillsong “Tu Luz”, hay una frase que es pertinente resaltar:

Déjanos ver lo que entristece tu corazón

La iglesia que deseas tener

Refleja tu luz

Rompe Señor orgullo y muros en mi interior

Mis sueños y coronas te doy

Me rindo a tus pies

Tu luz da

Esperanza en la oscuridad

Que todos puedan ver

Cristo mi Dios

Grande y digno de alabar

Eterno Dios

Glorioso en todo eres señor

La majestad la gracia y poder

En la luz de tu Ser

De ahí que, nos preguntemos: ¿Cuál es la iglesia que desea tener el Señor?, pregunta a la que Dios nos da respuesta en Filipenses 2:1-5 (TLA):

 

2 Si Cristo les ha dado a ustedes poder para animar a los demás, y si el amor que ustedes tienen los lleva a consolar a otros, y si todos ustedes tienen el mismo Espíritu y son compasivos, 2 les pido que vivan en armonía y que se amen unos a otros. Así me harán muy feliz. Pónganse de acuerdo en lo que piensan, deseen las mismas cosas y 3 no hagan nada por orgullo o sólo por pelear. Al contrario, hagan todo con humildad, y vean a los demás como mejores que a ustedes mismos. 4 Nadie busque el bien sólo para sí mismo, sino para todos. 5 Tengan la misma manera de pensar que tuvo Jesucristo.

En este pasaje bíblico encontramos la voluntad de Dios, lo que su corazón espera de cómo sería la iglesia por la que Jesús murió, donde debería verse reflejado el amor entre y con cada uno de sus integrantes, donde los líderes estarían llenado de conocimiento de la palabra de Dios a quienes instruyen, consolándolos, ayudándolos, manteniendo a toda la iglesia en unidad. Esta sería la iglesia perfecta.

¿Cuál es el carácter de la iglesia Perfecta?

 

El carácter de la iglesia perfecta se resume en tener compasión por el otro. Reza un viejo refrán: “Nadie sabe con la sed que otro bebe”, y creo que ese fue el secreto del liderazgo de Jesús, la compasión. Los líderes de hoy debemos interiorizar la misma compasión que describe la Palabra en Mateo 9:35-38:

 

Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. “Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. 37 Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, más los obreros pocos. 38 Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies”;

De este modo, los integrantes de la iglesia no deberían actuar por orgullo, por impresionar a los demás o generando contienda, sino, con humildad y compasión,  actuando con la autoridad divina que Dios nos dio por la sangre derramada de nuestro señor Jesuscristo, para así, ayudar a los demás, priorizando a los demás y sus necesidades antes que nuestros propios intereses, abandonando toda demostración de egoísmo.

 

¿Qué es la compasión?

El Significado (secular) de la palabra compasión es: Sentimiento de tristeza que produce el ver padecer a alguien y que impulsa a aliviar su dolor o sufrimiento, a remediarlo o a evitarlo.

Ahora bien, en concordancia de Strong, se señala que compasión significa: misericordia, piedad, para doblar, agacharse en bondad hacia un inferior, para favorecer, otorgar, para implorar. s.f. Sentimiento de tristeza que produce el ver padecer a alguien y que impulsa a aliviar, remediar o evitar su dolor o sufrimiento. (Diccionario Manual de la Lengua Española Vox., 2007).

 

Por otro lado, una definición de la palabra compasión es: “un anhelo impaciente”. (En búsqueda de su presencia, KCM)

 

De esta manera, bajo una visión cristiana el término compasión no es tan solo una palabra pasiva que significa lastima, es una fuerza que nos motiva a actuar, nos motiva por un deseo sincero de ayudar y bendecir a los demás.

La compasión es el poder ponerse en el lugar de los demás y entender la sed con la que estos beben. Esta compasión nace del amor, de ese amor que viene de Cristo:

“un amor paciente, bondadoso, que no tiene envidia, no jactansioso, no arrogante, no busca lo suyo, no se porta indecorosamente, no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido, no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad,  todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta”  (1 Corintios 13:4-7)

Es asi que, al actuar con compasión, tendremos un corazón alineado con la voluntad de nuestro señor Jesucristo, realizando obras por compasión, orando por sanación, dándole alimento a quien lo necesita, enseñándole la palabra de Dios a quien la necesita, pues la compasión de Jesús va dirigida a suplir las necesidades de las personas y cuidarlas, por ello, no podemos ser  indiferentes ante la autoridad espiritual que tenemos y que salió del trono de Dios.

En Mateo 9: 35-38 (TLA), señala que Jesús tenía compasión de la gente:

 

35 Jesús recorría todos los pueblos y las ciudades. Enseñaba en las sinagogas, anunciaba las buenas noticias del reino de Dios, y sanaba a la gente que sufría de dolores y de enfermedades. 36 Y al ver la gran cantidad de gente que lo seguía, Jesús sintió mucha compasión, porque vio que era gente confundida, que no tenía quien la defendiera. ¡Parecían un rebaño de ovejas sin pastor!

37 Jesús les dijo a sus discípulos: «Son muchos los que necesitan entrar al reino de Dios, pero son muy pocos los discípulos para anunciarles las buenas noticias. 38 Por eso, pídanle a Dios que envíe más discípulos, para que compartan las buenas noticias con toda esa gente.»

El versículo 35, nos describe cómo Jesús recorría las ciudades y las aldeas predicando en las sinagogas, sanando toda enfermedad y necesidad en el pueblo. Jesús  no hizo una estadística de los lugares donde predicó, tampoco contó cuántos fueron salvos y menos cuántos fueron los que recibieron un milagro. Su corazón siempre manifestó compasión por la necesidad de aquellas multitudes dispersas y desamparadas.

En este pasaje, es claro el deseo de Jesús de que tuviéramos un líder que nos cuidara y nos guiará en el crecimiento espiritual. Jesús dijo “… que no tienen pastor”, porque un pastor de la época de Cristo, era el modelo de la compasión por las ovejas que dependían de Él. Enseguida sus palabras fueron: Los necesitados son muchos y los obreros pocos, ¿a quién dirigió estas palabras? a sus discípulos, a aquellos que debían ejercer ese liderazgo, ese cuidado pastoral para con estas multitudes, como dice en Jeremías 3: 15 “os daré pastores, según mi corazón, que os apacienten con ciencia y con inteligencia”.

Es así que, los líderes y pastores tienen el deber de cuidar las almas de Jesús, el privilegio de amarlos, suplirlos, ser respuesta a su necesidades. Así como el Señor  lo hizo con los apóstoles , lo hará contigo, te mostrará la motivación correcta para servir, empoderarte y enviarte, dándote ese poder delegado para que ejecutes la obra de Dios con toda autoridad sobre el diablo y sus obras.

Al igual, si nosotros queremos desarrollar un liderazgo cristocéntrico y dejar huella en el corazón de aquellos a quienes servimos, hagámoslo con una compasión genuina, aquella que se muestra por los que ya no tienen esperanza, pero pueden ver en Jesús una luz en la oscuridad.

Un ministro una vez dijo: “siempre van a recordar las veces que los acompañaste en la crisis, aunque tal vez olviden las celebraciones donde estuviste presente, y es verdad, la Biblia dice en Eclesiastés 7:2: “Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete”.

Esto es una invitación a mostrar ese corazón compasivo de Jesús por medio de nuestro actuar a quien más lo necesita, un claro ejemplo, es con el uso del dinero, el dinero va y viene es un siervo, pero si lo dejemos fluir para suplir las necesidades del otro y ganar almas para el reino de Dios, estariamos dandole un buen uso, o saciar primero el hambre de una persona para después enseñarle el evangelio, es una buena manera de llegarle a las personas. Esto es una invitación a que primero dejes ver el corazón de Jesús antes de imponer la enseñanza del evangelio, pues somos una relación personal con Jesús, no una religión. Te invitamos a que seas como Jesús, ese maestro perfecto que sabe como llegarle a las personas.

¿Cuál es tu motivación si eres compasivo con los demás?

 

Tu principal motivación debe ser el amor, el hacer visible a Dios ante los demás. No podemos hacer cosas que parezcan actos de servicio realizados por amor y obras de caridad, cuando en realidad nuestra motivación es probarles a los otros cuán maravillosos y espirituales somos, esto es un tipo de egoísmo, centrándose en uno mismo, en lugar de centrarse en los demás. (Amor Sin Límites, KCM, 2012).

Por ello, Dios nos invita a que revisemos nuestras motivaciones, nos juzguemos a nosotros primero, antes de ver cómo nos juzgan. Es analizar que nuestras acciones y pensamientos estén en concordancia con la palabra de Dios, para poder, así pensar y actuar conforme a la voluntad divina de nuestro señor y confirmar la victoria que Jesús ya nos dio al morir en la cruz.

Por eso, te invito a que te preguntes: ¿cuál es tu prioridad al ser compasivos con los demás? ¿tu prioridad es que Jesús sea visible?, ¿que la gente vea en ti a Jesús? o ¿que vean lo bien que predicas, el cargo que tienes, lo compasivo que eres?.

Lo que movió a Jesús fue la compasión para que fueran salvos, la compasión para que fueran sanos, la compasión para que fueran libres de toda opresión del mal. Ahora, somos una generación que debemos tener el carácter de Jesucristo para llevar a cabo su llamado, y el primer  paso y el más fundamental es ¡la compasión!

Tu prioridad debe ser exaltar a Jesús y su poder con tus acciones, es demostrar a los demás con tu actuar ese amor auténtico que proviene del señor, es ser invisibles para que la obra completa de la cruz, pertenencia, sanidad, prosperidad, sanación, provisión, salvación; sea visible ante los demás, un fruto que otros puedan comer y disfrutar.

Esta compasión nos obliga a poner en orden nuestras motivaciones, motivaciones encaminadas primeramente a suplir la necesidad de otros, no mi propio bienestar, motivación desprovista de toda forma de egoísmo, motivación que es el motor de lo que hago, teniendo como prioridad lo que para Jesús es importante, ¡la gente!.

¿Cómo te debes preparar para servir a tus mies?

La necesidad del oyente debe ser el objetivo de nuestro servicio. Tu prioridad es reflejar el carácter de Cristo, es más importante el mensaje que el mensajero, lo cual nos debe llevar a dedicar más tiempo a la oración y a la preparación de ese pan de vida -que saciará la necesidad de alguien o que sanará la dolencia o enfermedad de otros-, que al cómo debo ir presentada, y con esto no se está afirmando que se realice el trabajo de cualquier manera, pues Jesús mismo usó ropas espléndidas, me refiero a tener claro cuál es el objetivo y tener la motivación correcta.

La compasión nos lleva a enfocarnos siempre en la otra persona, y a despojarnos de la murmuración y la queja, ¿qué es más importante, juzgar la situación o correr a ser las manos de Jesucristo y extendernos en ayuda? Cuando te dueles con el dolor de otros y logras una empatía que te lleve a servir de manera asertiva, con un corazón sincero, olvidándote de ti mismo, verás grandes obras que Jesús hará a través de ti.

La recomendación final de Jesús  a los discípulos fue ruegue al Señor de la mies que envíe obreros a su mies”. Más obreros para la mies, aún más cuando el arrebatamiento está cada vez más cerca, pues la gente necesita más palabras de amor, consolación y personas interesadas en mostrar el Cristo redentor. Dar ese mensaje general, para que cada quien se analice y permita que la obra y voluntad de Jesus en sus vidas actúe en ellos.

Conclusión

La compasión se trata de tener en nuestros anhelos esa necesidad de ayudar a los demás por el amor que Jesús hizo surgir en nosotros cuando nacimos de nuevo, actuando así, en conformidad al corazón compasivo de Jesús. Permitiendo que todos puedan ver que Jesús  es digno de alabar.

Oremos juntos: “Señor Jesús, te pido que pongas de tu carácter en mí, de tu naturaleza divina compasiva en mí, soy tu hija y quiero servirte de la mejor manera, te ruego que me des compasión por las almas perdidas, que me des compasión por el que sufre y que yo pueda ser tus manos, tus palabras y pueda dejar fluir tu poder a través de mi vida, para bendecir a los que te necesitan”. En el Nombre de Jesús, Amén.

Si llevas una vida de compasión te garantizo que tu vida fructificará!!!

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